A pesar de los enormes riesgos ambientales que conlleva, el fracking parece ser el futuro de la industria petrolera en Colombia.
Según una información reciente, el gobierno colombiano ya tiene dispuestos 43 bloques para explotar hidrocarburos mediante esta controvertida técnica. Aunque en el país todavía no se ha sacado el primer barril vía fracking, en lugares como San Martín, en Cesar, y Anapoima, en Cundinamarca, se están haciendo trabajos exploratorios. Además, el mapa de tierras de la Agencia Nacional de Hidrocarburos muestra que hay otros 41 bloques destinados a esta actividad en Colombia.
La mayor cantidad de reservas de yacimientos no convencionales está concentrada en el Magdalena Medio y en los Llanos Orientales. Sin embargo, hoy existen varios bloques destinados para fracking en la zona andina central del país. La situación más preocupante se vive en los alrededores de Bogotá, concretamente cerca del Parque Natural Chingaza, donde hay al menos 7 bloques disponibles para fracking.
Además, existe un bloque que se sobrepone a la zona urbana del municipio de Fusagasugá y otro en las jurisdicciones de Chía y Cajicá. También hay algunos alrededor del páramo de Sumapaz, el más grande del mundo, y las comunidades de Guasca, en Cundinamarca, han denunciado la realización de trabajos exploratorios sin los debidos permisos.
Es importante señalar que estas áreas son delimitadas unilateralmente por el gobierno y luego ofrecidas a las empresas interesadas en desarrollar esta actividad. Hasta el momento, no se han firmado contratos de exploración ni explotación para los bloques mencionados. Sin embargo, varias organizaciones ambientalistas, aglutinadas en la Alianza Colombia Libre de Fracking, han levantado la voz de alarma ante lo que consideran una amenaza para la sostenibilidad ambiental del país.
En un comunicado de prensa, afirman que "el fracking podría poner en gravísimo riesgo varios ecosistemas estratégicos como el Páramo de Sumapaz, despensa agrícola de la capital y reconocido como el más grande del mundo; el Páramo de Chingaza, cuyo sistema abastece alrededor del 80% del agua potable de Bogotá, por no mencionar otros ecosistemas como el complejo de ciénagas y humedales en el sur del Cesar."
Por esa razón, enviaron una carta al Presidente Santos solicitando que declare una moratoria al fracturamiento hidráulico y suspenda todos los proyectos vigentes en Colombia. Estas organizaciones subrayan la urgencia de proteger los ecosistemas estratégicos del país y garantizar la sostenibilidad ambiental para las futuras generaciones.