En 2017, se deforestaron 219.983 hectáreas en Colombia, siendo la zona del Amazonas la más afectada, con un 65.5% del total, según el informe del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam). Comparado con 2016, cuando la deforestación fue de 179.000 hectáreas, esto representa un aumento del 23%.
El 81% de la deforestación nacional se concentra en solo seis departamentos: Caquetá, Guaviare, Meta, Antioquia, Putumayo y Chocó. En la región amazónica, la superficie deforestada se duplicó, alcanzando 144.147 hectáreas de bosque. Siete municipios de esta región concentran más de la mitad de la pérdida de bosques del país, con un 49.1%. Todos estos muestran un incremento de superficie deforestada de más del 100% con respecto a lo detectado en 2016.
Según José Yunis, director de Visión Amazonia, la deforestación incrementó debido a seis razones principales: "praderización, especulación sobre la tierra, ganadería excesiva, cultivos ilícitos y, sobre todo, infraestructura irregular que está quebrando la conectividad de los ecosistemas".
En términos generales, para 2017, 723 municipios registraron al menos una hectárea deforestada. San Vicente del Caguán (26.632 ha), Cartagena del Chairá (22.591 ha), San José del Guaviare (19.347 ha) y La Macarena (14.861 ha) fueron los más impactados.
En lo que va de 2018, se ha presentado un incremento del 32% en la deforestación del territorio nacional. Durante la temporada seca a comienzos del año, se registraron 13.300 hectáreas consumidas por incendios forestales en 319 municipios, apuntando como culpables al 85% de estos sucesos a la intervención humana, especialmente debido a las quemas controladas que afectan zonas protegidas.
La deforestación no solo destruye hábitats cruciales para la biodiversidad, sino que también agrava el cambio climático y afecta la calidad de vida de las comunidades locales. La pérdida de árboles contribuye a la erosión del suelo, altera los ciclos del agua y reduce la capacidad de los bosques para absorber dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero.
Para abordar esta crisis, es esencial implementar estrategias de conservación más robustas y promover prácticas sostenibles. Las autoridades deben reforzar la vigilancia y el control sobre las áreas protegidas y trabajar en colaboración con las comunidades locales para encontrar soluciones que equilibren el desarrollo económico con la conservación ambiental.
Además, es crucial aumentar la concienciación pública sobre los impactos de la deforestación y la importancia de los bosques para el bienestar del planeta. Programas educativos y campañas de sensibilización pueden ayudar a cambiar las actitudes y comportamientos hacia un uso más responsable de los recursos naturales.
La cooperación internacional también juega un papel vital en la lucha contra la deforestación. Proyectos financiados por organizaciones globales pueden proporcionar los recursos necesarios para implementar iniciativas de reforestación y restauración de ecosistemas. La participación activa de todos los sectores de la sociedad es necesaria para revertir esta tendencia y proteger los valiosos bosques de Colombia para las generaciones futuras.