Muchos sabemos que el dióxido de carbono (también conocido como anhídrido carbónico) ‘habita’ en la atmósfera en una proporción que a lo largo de la historia ha crecido de manera abismal, siendo hoy por hoy un gran problema ambiental. Esa presencia es una de las estaciones del ‘ciclo planetario del carbono’, explica Rafael Sardá, investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España y colaborador académico en una escuela de negocios.
Sardá explica que tal ciclo circula entre los cuatro espacios planetarios que incluyen los llamados reservorios activos: la atmósfera, la biosfera, la hidrosfera (fundamentalmente los océanos) y la litosfera (la capa superficial sólida de la Tierra), que juntos construyen la ‘casa’ del CO2. Pero una de las singularidades de este gas es que lo pequeño se vuelve grande. Su proporción en la atmósfera es la menor de estos cuatro reservorios, y sin embargo desempeña el papel más trascendente frente al resto.
Árboles
Un árbol puede absorber entre 10 y 30 kilogramos de CO2 al año, -imagina si sembráramos al menos 14 árboles o donáramos a la semana-, por ello talarlos, es hacer que se libere el CO2 capturado, además se necesitan aproximadamente 22 árboles para compensar la demanda de oxígeno de una persona al día, (claro dependiendo de la huella de carbono que deje en el planeta, no es lo mismo una persona promedio que va todos los días a su trabajo en transporte público que quien viaja en avión diariamente por trabajo).
En este contexto, reducir la emisión del gas es un reto que llevará tiempo y se hará de forma escalonada. Siempre será un reto, no es fácil debido a la natalidad que hoy día existe y la falta de cultura ambiental, dado que es urgente hacer que se apacigüe la vibra de la madre tierra, sino cada especie en pie sufrirá las consecuencias.
El dióxido de carbono convive con la civilización humana desde hace miles de años. Durante todo este tiempo, el balance energético terrestre ha estado equilibrado, los mecanismos de captación de CO2 vía fotosíntesis y los procesos de respiración de los seres vivos han mantenido esta armonía... Pero se ha perdido el equilibrio, haciendo una alerta sobre el consumo que el hombre ha venido teniendo no solo con las tendencias del mercado, sino con la gran cantidad de productos que se han convertido en artículos de un solo eso y a ciencia cierta, es mejor la calidad que cantidad.
El mar era 20 metros más alto que ahora
Las concentraciones de CO2 fueron comparables a las actuales, de unos 400 ppm, "durante el Plioceno, hace entre 5 y 3,5 millones de años aproximadamente", explicó a BBC Mundo Martin Siegert, experto en geofísica y cambio climático de Imperial College en Londres.
No se trató de un momento sino de un proceso de cientos de miles de años, "pero en cierto punto durante el Plioceno la temperatura fue 4 grados centígrados superior a la actual y el nivel del mar llegó a ser 20 metros más alto que ahora".
Siegert advirtió que "si seguimos quemando combustibles fósiles al ritmo que lo hacemos ahora, llegaremos a 1000 ppm a fin de este siglo. Esto significa que lo que le llevó a la Tierra 20 mil años antes, nosotros lo haremos en 80".
¡Conoce las consecuencias que el Co2 puede traernos y ayúdanos mitigándolas, sembrando con Red de árboles!