La cantidad de árboles que han muerto en los bosques de la Sierra Nevada de California a causa de la sequía, una epidemia del escarabajo descortezador y las altas temperaturas ha aumentado de manera impresionante desde el año pasado, generando preocupación por la posibilidad de incendios forestales catastróficos que pongan en riesgo vidas humanas, dijeron funcionarios el miércoles.

Desde 2010, unos 66 millones de árboles han muerto en seis condados del centro y sur de la Sierra, los más afectados por la epidemia, según el Servicio de Guardabosques. Esta mortalidad masiva es un reflejo de la gravedad de la situación.

Funcionarios sobrevolaron el área y tomaron fotos de vastas extensiones de árboles muertos, que ahora tienen un color rojo cobrizo. La mortalidad en la zona desde el condado de Kern hasta Tuolumne ha aumentado en un 65% desde que se anunció el último conteo en octubre, que contabilizó 40 millones de árboles muertos.

California está en el quinto año de una sequía histórica, que, según los expertos, ha privado a los árboles del agua necesaria, haciéndolos más vulnerables a los ataques de escarabajos. En octubre, el gobernador Jerry Brown declaró el estado de emergencia y creó un grupo especial para encontrar maneras de remover árboles que representan una amenaza para los conductores y las comunidades.

Estos esfuerzos, sin embargo, han enfrentado numerosos obstáculos, ralentizando el proceso de remoción de árboles justo cuando la temporada de incendios en California está comenzando. La situación es preocupante porque los árboles muertos pueden actuar como combustible para incendios forestales, aumentando su intensidad y extensión, lo que pone en riesgo no solo a las comunidades cercanas, sino también a los bomberos y equipos de emergencia que deben enfrentarlos.

Además de los riesgos inmediatos, la pérdida de tantos árboles tiene efectos a largo plazo en el ecosistema local. Los bosques de Sierra Nevada no solo son vitales para la biodiversidad, sino que también desempeñan un papel crucial en la captura de carbono, la regulación del clima y el suministro de agua. La muerte masiva de árboles podría alterar estos procesos ecológicos fundamentales, con consecuencias que podrían sentirse durante décadas.

La comunidad científica y los administradores forestales están trabajando para encontrar soluciones a esta crisis, pero el desafío es inmenso. Las estrategias incluyen el control del escarabajo descortezador, la gestión del agua para aliviar la sequía y la planificación de incendios controlados para reducir la carga de combustible. Sin embargo, estas soluciones requieren tiempo, recursos y una colaboración estrecha entre agencias gubernamentales, organizaciones ambientales y la comunidad local.

La situación en California es un recordatorio urgente de la necesidad de abordar el cambio climático y sus efectos, no solo en términos de prevención de desastres inmediatos, sino también en la gestión a largo plazo de nuestros recursos naturales.